Aceptación

En la ciudad, es difícil que aceptemos todo lo que sucede: el ruido, el caos del tránsito, la basura, la falta de espacio... Nos gustaría que la situación cotidiana fuese diferente: que no hubiese tanto ruido, tantos residuos, tantos coches circulando por la calle...

En la naturaleza, en cambio, aceptamos la vida tal como es: nadie le pide a un árbol que sea más alto o más, bajo, o que tenga más o menos hojas; nadie espera que un animal sea más grande o más pequeño de lo que es, o que corra más rápido o más despacio.

Esta aceptación de la naturaleza nos permite aceptar también las emociones que ella despierta en nosotros, volvernos concientes de esas emociones, y conocernos mejor. Luego podemos trasladar esa aceptación de situaciones y emociones a nuestras relaciones con los demás, y a situaciones en que no nos sentimos tan cómodos como en la naturaleza...

El acercamiento a la naturaleza es un primer paso en el contacto armonioso con nosotros mismos y con los demás.

Jorge Guasp