LA IMPORTANCIA DE ESCUCHAR

Cuando necesitamos dialogar con alguien, decimos “voy a hablar con fulano”. Hablar parece la parte más importante de las conversaciones, a pesar de que la escucha es la que da sentido a lo que decimos. Y la escucha no tiene relación con lo que decimos, sino con lo nuestro interlocutor interpreta. Por lo tanto, podemos decir que: escuchar = percibir + interpretar. Hablo de percibir y no de oír porque no sólo podemos oír sonidos, sino también percibir gestos, posturas corporales, etc.

En la naturaleza sólo “escuchamos” los sonidos que podemos interpretar, es decir, que cobran sentido para nosotros dados los conocimientos que tenemos. “Escuchamos” el canto de un mirlo cuando lo conocemos, y podemos distinguirlo al oírlo. De lo contrario sólo percibiremos el canto de un pájaro, que podría ser tanto un mirlo como cualquier otro.

Con frecuencia escuchamos frases diferentes de las que nuestro interlocutor pronuncia. Cuando un turista le pregunta a un guía “¿falta mucho para llegar?”, éste podría escuchar (interpretar) que su cliente está cansado. Incluso el silencio puede “hablar”: si en una excursión se pierde alguien, y nadie responde cuando el guía pronuncia a gritos su nombre, todos podrían “escuchar” que esa persona está gravemente herida, o al menos impedida de hablar…

Cuando tenemos conflictos con nuestra pareja, decimos que “no nos escucha”. No estamos acostumbrados a valorar la escucha en el diálogo cotidiano Sin embargo, sabemos que buena parte de la resolución de los conflictos humanos radica en la escucha.

Escuchar a un turista nos permite conocer sus condiciones de satisfacción en materia de recreación, conocimientos, servicios, etc. Si somos lo suficientemente hábiles, podremos escuchar detrás de sus palabras, como quien lee un texto entre líneas. Podremos “escuchar” lo que dicen sus ojos, sus manos, su sonrisa… Escucharlo es más que saber lo que desea. Es hacer que se sienta comprendido y respetado, y establecer con él una corriente de empatía. Si lo logramos, es muy probable que se vaya satisfecho por la atención, nos recomiende, e incluso regrese en otro viaje.

Escuchemos a la naturaleza y escuchemos a los turistas. Pero por sobre todo, escuchémonos a nosotros mismos; y busquemos en esa escucha los motivos por los que no escuchamos a los demás…

Jorge Guasp

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