miércoles, 29 de junio de 2011

El tiempo en la naturaleza y en nuestra vida

Un animal vive en presente. No sabe de pasado o de futuro. Los pájaros no saben la hora. Su “hora” es ahora. Siguen un ritmo biológico, pero no cronológico. Y no tienen memoria, es decir, puntos de referencia: no saben de almanaques, ni de meses, ni de años.

Nuestro tiempo es creado por la mente, a través de referencias espaciales y temporales que determinan la existencia de un pasado. Vemos que la gente cambia porque recordamos cómo eran antes, y podemos medir el tiempo transcurrido desde la última vez que los vimos.

Cuando dejamos de pensar, o de recordar, nuestra existencia se vuelve atemporal. Sin un pasado que recordar y un futuro que esperar, la vida se reduce al precioso instante en que nos sentimos vivos.

Esta poderosa atención al momento presente puede observarse en los animales. Nos resulta imposible acercarnos a un pájaro sin que advierta nuestra presencia. Si el pájaro estuviera absorto en pensamientos como a menudo lo estamos nosotros, podríamos atraparlo fácilmente.

Este estado de “alerta” o de intensa atención al instante actual, que puede percibirse a través de la energía del cuerpo, de los latidos del corazón o de la respiración, es el que nos conecta con nuestro ser interior o conciencia pura. Durante esa conexión estamos conectados también con la naturaleza que nos rodea. En ese instante, el tiempo psicológico desaparece. Y con él desaparecen, aunque sólo sea por un segundo, todos nuestros dramas del pasado y nuestras preocupaciones acerca del futuro.



Jorge Guasp

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