miércoles, 16 de enero de 2013

CON ESTILO PROPIO

Cuando uno lee y comienza a escribir, suele copiar a los escritores leídos. La influencia es inevitable, pero también fácil de reconocer por uno mismo. Uno procura copiar a otro en un intento por convertirse, de algún mod...o, en el escritor a quien admira.

Para poder crear un estilo literario propio, es necesario leer mucho, y escribir hasta advertir que no hay en el texto ninguna influencia evidente, es decir, ninguna “copia fiel” del estilo ajeno. Con el tiempo, lo que uno ha leído se mezcla en la licuadora cerebral, hasta que se obtiene una mezcla homogénea en la que no se pueden discernir frases o modos de redactar copiados de otros autores. Aun así, en la escritura siempre pueden advertirse influencias, como se notan ciertos sabores predominantes en un licuado (a pesar de que sus ingredientes están mezclados).

En la vida sucede algo similar. Para poder tener ideas formadas acerca de un tema, y no ceder fácilmente a las opiniones ajenas, es necesario haber leído mucho, haber reflexionado y haber aprendido personalmente. Cuando hablo de “aprender personalmente” me refiero a haber experimentado en carne propia una situación, y haber salido de ella con un nuevo bagaje de conocimientos prácticos, que en el futuro permitan sortear con éxito una situación similar.

Leer y estudiar no alcanza para gestar un estilo propio. Vivir tampoco es suficiente. Se trata de una mezcla de experiencias y conocimientos, de lecturas, reflexiones, re-lecturas, dudas, toma de notas, aprendizajes, descubrimientos personales, etc., etc., etc. Pero el punto clave es, quizá, el conocimiento que uno va adquiriendo acerca de sí mismo, y del modo en que piensa, actúa, siente y enfrenta la vida.

Un aspecto importante, al menos para mí, es no tomar a ninguna persona como dueña de la verdad absoluta, al punto de verme tentado de seguirla incondicionalmente en su modo de pensar. En el otro extremo, me parece clave descubrir que uno puede aprender a cada instante de cualquier situación, libro, persona, y sobre todo, de uno mismo. Cuando esto ocurre de verdad, es difícil que uno se sienta tentado de decir: esto ya lo sé, esto es así, etc.

Considero que, en Coaching, el estilo propio implica aprender todo el tiempo de uno mismo y de los demás: en especial de colegas y clientes, pero también del verdulero, el taxista e incluso del perro que está en la esquina tomando sol y disfrutando de la vida. Este aprendizaje continuo refuerza el estilo propio, y se agrega al “licuado” del que hablaba antes.

El estilo propio no se puede describir con palabras. Es una suma de actitudes, capacidades, defectos y también virtudes. Es lo que nos hace una persona única, diferente del resto; es el camino que nos permite disfrutar de la vida, sacar provecho de nuestras cualidades, y aprender de nuestros errores.

En resumen, siempre es mejor ser uno mismo, con virtudes y defectos, que emular a otros para convertirse en una mala versión de ellos.

Jorge Guasp
Imagen: librosliteratura.com
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